Inglaterra se olvidó del pelotazo, de priorizar el tamaño sobre el talento y comenzó a ganar. La explosión de sus divisiones inferiores es similar a la que vivió España en los primeros años de siglo y a la posterior de Alemania, y que ha permitido a la selección germana ser actualmente campeona del mundo, campeona de la Copa Confederaciones y campeona de Europa Sub-21. Como los alemanes, los ingleses han llegado al éxito por imitación. Sus técnicos y el presidente de la Federación han acudido a Las Rozas en varias ocasiones para reunirse con Ginés Meléndez, el coordinador de las selecciones inferiores españolas, y con el expresidente, Ángel María Villar. Los métodos que llevaron a España a dominar el fútbol juvenil fueron la base en la que se apoyaron para construir una cantera ganadora. “Tienen muy buenos jugadores y físicamente son muy fuertes”, resume Ginés. Mientras España tenía que asentar su fútbol en el juego de los bajitos, la superioridad física de los ingleses les hace aún más poderosos.

El impulsor de esta revolución del fútbol inglés es John Peacock, dos veces campeón de Europa con la selección Sub-17, en 2010 y en 2014. Ahora, ya retirado, ejerce como asesor de la FA, la Federación inglesa, además de dirigir la escuela de entrenadores. Peacock añade una condición más decisiva para el avance de las categorías inferiores del fútbol inglés. “Hay una delgada línea que separa el éxito del fracaso. Además de buenos jugadores y buenos entrenadores, necesitas fortaleza mental para tener éxito”, advertía en una entrevista con thefootyside.com en 2016. La fortaleza mental que demostraron los jugadores ingleses para remontar el 2-0 de ventaja que tenía España hasta el final del primer tiempo en la final del Mundial sub 17. Sin atender al marcador, continuaron haciendo su fútbol hasta pasar por encima de los españoles y terminar llevándose el título por un contundente 5-2.

Igual que le sucedió a España con la Ciudad del Fútbol de Las Rozas o antes a Francia con el centro de tecnificación de Clairefontaine, la construcción de St. George’s Park, el centro de entrenamiento de las selecciones inglesas, ha sido un impulso decisivo. Este terreno, que se expande por 133 hectáreas y costó 105 millones de libras, casi 120 millones de euros, es la sede de 28 equipos nacionales ingleses, masculinos y femeninos, absolutos y de las divisiones inferiores. Dispone entre otras cosas de trece campos de entrenamiento, uno de ellos una réplica de Wembley, un pabellón cubierto y un hotel gestionado por la cadena Hilton con 228 habitaciones. Las instalaciones se rentabilizan sirviendo como campo de entrenamiento para diversos equipos en pretemporada y con el patrocinio de Nike, la marca que viste a todos los equipos de la FA. “Los clubes ingleses tienen buenas instalaciones, pero nunca hemos tenido una casa para la selección”, explicaba Peacock antes de la inauguración en 2012.

“Han cambiado la idea de juego y tienen muy buenos jugadores y muy rápidos”, explica Ginés Meléndez. “El fútbol está cambiando. Es más rápido y tienes que hacer las cosas a más velocidad, no sólo física, sino mentalmente”, explicaba Peacock en una entrevista en la web youthprosoccer.com en 2012. “La confianza y la seguridad en la posesión es la clave”, aseguraba. Adiós al vuelo del balón por encima del centro del campo a la espera de que un delantero interminable gane en el salto a un defensa del mismo tamaño. “La FA trabaja en el modelo de las cuatro esquinas: técnica, física, psicológica y social”, explicaba Peacock, “y ponemos mucha atención a estas cuatro áreas cuando seleccionamos a los jugadores”.

A partir del trabajo de Peacock, Inglaterra dejó de tener un modelo único de entrenamiento. Desde 2009 la FA comenzó a desarrollar un programa de mejora de los futbolistas entre 5 y 16 años y de los entrenadores que trabajan con ellos. El programa ha dado resultados. Hasta 2010, las selecciones inferiores del fútbol inglés sólo habían ganado un campeonato de Europa Sub-18 en 1993 y dos Eurocopas Sub-21 consecutivas en 1982 y 1984, cuando derrotaron a España en la final con Mark Hateley como máximo goleador y mejor jugador del torneo. Desde 2010, Inglaterra acumula dos títulos de Europa Sub-17, un subcampeonato, un Europeo Sub-19 y dos campeonatos del mundo, el Sub-17 y el Sub-20 conseguidos este año. Además ha ganado los dos últimos torneos de Toulon, que reúnen cada verano a varias de las mejores selecciones del mundo en categoría Sub-21.

Sus jugadores también acaparan los premios individuales. Foden fue el mejor jugador del Mundial Sub-17 y Brewster, el máximo goleador. La ausencia de Jadon Sancho, su mejor jugador y Balón de Oro del Europeo disputado en mayo pasado, no fue un problema. Tampoco la suplencia de Angel Gomes, mejor jugador del campeonato de Europa Sub-17 del año pasado a pesar de ser un año menor. Desapareció de las alineaciones en cuartos y sólo regresó en el tiempo añadido de la final para recoger la copa como capitán. En el Mundial Sub-20, Solanke fue elegido el mejor jugador y su compañero Mason Mount había sido Balón de Oro en el campeonato de Europa Sub 19.
Para trasladar estos éxitos a la selección absoluta, a Inglaterra sólo le falta creer en estos futbolistas. “Tenemos muy buenos jugadores jóvenes, pero les cuesta tener continuidad en la Premier”, confiesa Peacock. Equipos como el Tottenham les han abierto el camino que puede llevar a Inglaterra a volver a ganar un Mundial absoluto. “Queremos llegar a las semifinales de la Eurocopa 2020 y luego ganar el Mundial de Qatar en 2022”, dijo el anterior presidente de la FA al asumir su cargo en 2013. El objetivo ahora parece más cercano.