El pasado mes de junio, El País publicó una entrevista con Jonas Mekas, de 94 años, una eminencia del cine underground de la que, personalmente, no tenía la menor noticia. Según descubrí, Mekas había sobrevivido al devastador paso de los nazis por Lituania y, después estar recluido cinco años en un campo de trabajo, desembarcó como un emigrante más en Estados Unidos, donde hizo carrera como cineasta independiente. Pero no es su historia, sin duda admirable, lo que me llamó la atención. Lo que atrajo mi interés fue una de sus reflexiones, tan sencilla en apariencia como fabulosamente profunda: “Hay que hacer cosas”.
Aquel viejo con la vida casi cumplida pasaba de puntillas por la nostalgia e insistía durante la entrevista de Elsa Fernández-Santos en la necesidad de soñar y hacer. Después de casi un siglo de existencia su referente seguía siendo el idealismo de Don Quijote.
No diré ahora que aquello fue señal, porque este proyecto ya estaba en marcha, pero admito que ese encuentro fortuito me animó considerablemente. Tampoco quise indagar en las coincidencias cuando un mes después nos instalamos en la calle Molino de Viento. La idea ya tenía un local donde guarecerse y, gracias al señor Mekas, una explicación esencial que sirve de resumen a tantas ilusiones: “Hay que hacer cosas”.
Así nos lo imaginamos y así hemos nacido. Añadiendo a cada paso a gente que quería hacer cosas. Debo confesar que ha sido conmovedora la disposición de los compañeros que se han sumado con más propuestas que preguntas. Son tan pocos los que se han retirado después de conocer la lista de inconvenientes que ya no recuerdo a ninguno. En el gremio de los periodistas sobran las razones para sentirse frustrado, pero al mismo tiempo pervive una ilusión casi infantil que, según compruebo, no desaparece jamás.
No citaré a todos los que son, aunque sería de justicia, porque ellos mismos se irán presentando por estos alrededores. Quisiera, eso sí, destacar la presencia de Tomás Guasch. Creo que al resto de la tripulación nos une el deseo de aprobar alguna asignatura pendiente, pero Tomás las tiene todas aprobadas. Para él no son motivaciones la urgencia o la inquietud, ni siquiera la aventura. Sin embargo, su compromiso desde el primer instante ha sido sin condiciones. No es fácil encontrar a personas como él y en el periodismo, donde la fama se sube con rapidez a la cabeza, resulta todavía más infrecuente. Le hubiera bastado con una palmada y ha decidido empujarnos. Le estaremos siempre agradecidos.
Hay dos privilegios que estamos disfrutando a conciencia. El primero es el de comenzar algo nuevo. Lo aconsejo. No sé si en el futuro seremos grandes o pequeños, pero ya somos. Y nos sentimos orgullosos de ser. Es obvio que ocupamos la última posición de la parrilla de salida, pero si estás leyendo esto es que el coche ha arrancado y estamos en carrera. Por cierto, la emoción de la noche del estreno vale por cientos de noches sin emociones. Qué digo cientos.
El siguiente privilegio es poder elegir. Hemos elegido compañía, barrio y contenidos. Si hemos decidido que convivan juntos el deporte y el entretenimiento es porque no advertimos contraindicaciones. Y qué diablos, porque nos gusta. No somos gente de pasiones exclusivas. Igual nos entusiasma un buen partido que una buena película o un gran concierto. Juraría que hay más personas como nosotros, lo sabremos pronto.
Que nadie piense que hemos tomado la decisión de ser modernos porque sólo pretendemos ser normales. Y ya no resulta normal hacer exhibición de mujeres desnudas o casi, aunque sea un recurso infalible para sumar audiencia. Ya no vale disimular y almacenar el deporte practicado por mujeres en secciones que en realidad son corralitos. Ya no es posible convertir las noticias en señuelos sin ofender la inteligencia del lector y del periodista. Ya va siendo hora de que la audiencia formada tenga tanto peso como la audiencia informe.
En fin, hemos fletado el barco y ahora nos toca flotar. Sabemos que será difícil y nos lo advierten a menudo, pero más complicado fue nacer. El éxito o el fracaso, por rotundos que sean, no se podrán comparar a la aventura. Vaya el primer brindis para Jonas Mekas, que influyó sin saberlo. Y vaya el segundo por Don Quijote. Quizá algún día nos visite y nos tome por gigantes.
El camino es vida. A caminar y disfrutar! Felicidades, os deseo lo mejor 🙂
Lo primero desearos buena suerte en esta aventura aunque si está en ella el Gran Guasch no creo que os haga falta.
Dejaros dos consejos/comentarios/recomendaciones, la primera q intentéis dejar las filias y las fobias a un lado a la hora de escribir, ( sabía q el primer artículo de Fermín de la Calle iba a ser un palo a Florentino …) Y la segunda es q dejéis de lado la política, abrir la web y ver un titular como el de hoy de Cataluña a mucha gente echa para atrás.
Lo dicho un saludo y mucha suerte.
Quizá en este espacio tenga interés un deporte tan a la contra -con su autoarbitraje, sus equipos mixtos y su noción “espíritu de juego” como principal referente- como el Ultimate Frisbee.
Muchas felicidades! Y mucha suerte!
Felicidades Juanma, y decirles que ya tienen lectores en México, un abrazo!!!
Boa Sorte Juanma , terá uma leitora assídua no Brasil, pelo menos neste espaço da Internet que é o único que consigo alcançar,mesmo não entendendo tudo, os 80% que entendo sempre me emociona adoraria conhece-los pessoalmente, mas isto é apenas um sonho.
(desculpe-me por escrever em português) abraços.
Enhorabuena Juanma! Que ilusión poderte leer de nuevo, y no solo deportes pero de todo lo que te apasione. Mola mucho. Un abrazo amigo.
Creo que suerte no es la palabra! Ya os conozco a muchos y para mí ya sois un referente como periodistas. Ya sois.
Sé que leeros será un placer, como ha sido siempre, y me hará sonreír más (más si cabe).
Admiración absoluta por esta nueva aventura que comienza y un «pelin» de envidia.
Un abrazo enorme!
Espero que esta nueva andanza dure muchos muchos años y yo pueda seguiros y si lo veis oportuno ayudaros.
Bromeas?, te seguiría a todos los datos crack. En periodismo deportivo, nadie en este firmamento escribe historias como tú Juanma. Pero al menos hubieras avisado donde estabas, ya que después de As y Crónicas Mundanas, pensé que habías muerto de sobredosis de fútbol, tío. Saludos desde Lima y felicitaciones por el gran proyecto de A la Contra.