Tener un peque hoy en día es ir A LA CONTRA. Horarios imposibles, inestabilidad laboral que no cesa y conciliación que no llega… No nos lo ponen nada fácil, y sin embargo tenemos hij@s. Somos los padres más ocupados y también los más preocupados de la historia; los más preparados, y sin embargo los más inseguros; los que más expectativas tenemos, pero sobre todo los más exigentes con nosotros mismos.
Olvidaos de ser la mamá o el papá perfectos. Si existen, por supuesto que no los vais a encontrar aquí. En A LA CONTRA no aspiramos a contaros cómo hacerlo todo bien. Nos conformamos simplemente con hacerlo un poquito mejor.
Porque todos hemos cometido errores en la crianza de nuestros hij@s, porque todos tenemos secretos inconfesables que nos avergüenzan y nos hacen reír… Queremos rescataros con esta hoja de ruta para progenitores torpes, tan conscientes de su torpeza como volcados en eso de lo que, de palabra y en el fondo, nos sentimos más orgullosos que de ninguna otra cosa en nuestra vida.
Aunque tenemos acceso a muchísima más información de la que tenían nuestros padres, no dejamos de preguntarnos: ¿lo estaré haciendo bien? ¿debería haberle castigado? ¿cómo consigo que me obedezca? Sobreprotectores o permisivos, lo que es seguro es que la educación de nuestros hij@s nos desconcierta, y lo que no vale es rendirse.
Poco se parece nuestra infancia y adolescencia a las de ahora, y menos aún cuando ya existe la “preadolescencia” y sus grandes cuestiones: cuándo darles su primer móvil, las horas de consola, enseñarles a usar las redes sociales… En A LA CONTRA intentaremos aprender de los que más saben y de nosotros mismos, contaremos historias de personas valientes que se salen del carril, descubriremos planes más atrevidos y menos convencionales, afrontaremos con mentalidad abierta las dudas que surgen siempre.
Somos padres y madres orgullosos de la capacidad de superación de nuestros hij@s, pero también de su facilidad para adaptarse al gran cambio que ha supuesto en los últimos años la transformación de la familia. Porque ahora pueden tener dos casas, convivir con el hijo de la novia de papá o tener dos mamás.
Porque la sociedad ha cambiado y gracias a ellos cada vez hay menos clichés y prejuicios. Porque si algo tenemos claro es que la igualdad de género está en el ADN de A LA CONTRA, y no nos confundimos: los niños y las niñas son diferentes pero iguales en curiosidad, emoción, creatividad y ganas de pasarlo bien… aunque se rompa algo por el camino. Iguales en necesidad de atención y cariño, y, sobre todo, iguales para darnos las mayores alegrías y que se nos caiga la baba o la lagrimilla con cada paso y meta superada. Redescubrir y valorar las pequeñas cosas, volver a experimentar sensaciones olvidadas… es lo que nos hace olvidarnos de los problemas y sentirnos aliviados.
Explicados los motivos, sirva esta pequeña declaración de intenciones para decir que en A LA CONTRA queremos (porque sentimos la necesidad de ello) volcarnos y disfrutar de nuestro hij@s. Quizá le demos más atención a veces de la que realmente necesitan y menos de la que seguro demandan, pero a veces por ensayo nos equivocamos, y a veces por error acertamos… Así de imprevisible es examinarse a diario de una materia de la que no tenemos manuales ni apuntes.
A veces agobiados por las pequeñeces de la rutina, martirizados por la dictadura del reloj, ensimismados en nuestros complejos… Tened todos la tranquilidad de que en realidad somos millones; de que se puede criar sin malcriar, educar sin encorsetar y conciliar de verdad y no solo por intención… Y poder se puede hacer no como nos obligan, sino como nos gusta y como nos sale… A LA CONTRA.
«Martirizados por la dictadura del reloj»… que gran verdad! Ni con días de 36 horas seríamos capaces de no ir corriendo a todas partes y de encontrar tiempo para nuestras cosas..