Soy de los que piensa que todos los pilotos de la Fórmula 1, al menos la inmensa mayoría, son extraordinarios. Solo por el hecho de llegar a la máxima categoría del automovilismo deportivo se merecen un monumento, que diría el clásico de las ondas… Entonces, se preguntarán ustedes, ¿porqué ganan siempre los mismos? Pues sencillamente porque pilotan los mejores coches.
Durante varios años tuve el privilegio de comentar la Fórmula 1 para TVE. Mi gran sueño. De pequeño jugaba a las carreras de Scalectrix con mis amigos de la infancia. Diseñábamos y preparábamos nuestros modelos con una minuciosidad que parecíamos los mismísimos mecánicos de las más afamadas escuderías de por aquel entonces: March, Ferrari, BRM, McLaren, Brabham, Matra, y no se cuántas más. Y en cuestión de unos pocos años me vi paseando por el pit-lane de los circuitos más importantes del mundo para admirar esos modelos, u otros más actuales, y para narrar las carreras que protagonizaban los mejores pilotos de por aquel entonces. Conocí y me codeé con Ayrton Senna, Alain Prost, Nigel Mansell, Nelson Piquet, Ricardo Patresse…y entre ellos también estaban nuestros Adrián Campos, Luis Pérez Sala…. desgraciadamente no pillé a Fernando Alonso…que más hubiera querido, pero ya había dejado de comentar la F-1 en TVE y me dedicaba a otros menesteres, Reconozco que me hubiera gustado muy mucho contar y cantar los triunfos del piloto asturiano al que, por cierto, conocía desde su etapa como piloto de karting. Pero por suerte, sí viví una época de extraordinarios piques entre Senna y Prost, que sin duda eran de lo mejorcito de aquella época…pero es que además contaban con los mejores coches. Por eso ganaban, porque a igualdad de condiciones mecánicas podían exprimir su talento de una manera brutal. Y vaya si lo hacían.
Cuando Alonso o Pedro Martínez de la Rosa se sumaron al selecto grupo de los elegidos por fin pudimos soñar con que los pilotos españoles podían codearse con los mejores. Especialmente porque contaban con coches lo suficientemente competitivos como para poder aspirar a la victoria. Y llegaron, vaya si llegaron. Quizás no con los mejores coches, pero sí lo suficientemente competitivos para, al menos, aspirar al triunfo.
Desde hace unos años, estamos asistiendo a un período de transición, un impase en el que nos ha tocado ver los toros desde la barrera, o sea, en el que no hemos vuelto a oler un triunfo, ni tan siquiera un pódium de los nuestros.
Pero esto va a cambiar. Y estoy seguro de que esos buenos resultados y, por qué no decirlo, triunfos, terminarán llegando.
A estas alturas, es evidente que no voy a descubrir a Fernando Alonso, que además ya ha sido dos veces campeón del mundo. A su extraordinario talento unió un coche, si no el mejor, sí al menos uno que le permitió plantar cara y dar batalla a los clásicos en los grandes premios. De Fernando Alonso no voy a decir nada más porque ya tiene galones oportunamente ganados en las carreras. Pero sí quiero destacar a Carlos Sainz jr, que se ha estado batiendo el cobre todos estos años con escuderías de mitad de la tabla en las que ha demostrado sobradamente sus virtudes…
Recientemente acaba de fichar por Renault, el equipo, los motores que tantas satisfacciones le dieron, por ejemplo, a Fernando Alonso en otra etapa de las carreras.
Y aunque la marca francesa no ha logrado todavía el mejor coche, sí al menos todo parece indicar que lo tendrá para la próxima temporada. Será entonces el momento de demostrar el talento y la madera que Sainz jr ha heredado de su padre, bicampeón del mundo de rallies, para que volvamos a tener a un piloto español luchando por el cajón, luchando por la victoria. Espero que no tardemos mucho en verlo…