Hay una tercera vía. Sí, un tapado, un Plan C, una salida neutra, un Caballo Blanco para dar la vuelta como un calcetín a la Real Federación Española de Fútbol en el caso de que se convocaran elecciones. Ni es el inquietante Larrea, ni el bien posicionado Rubiales, ni tampoco otros gestores que han sonado y están lejos de aceptar el embolado de sustituir a Ángel Villar. Hay un profesional del fútbol dispuesto a aceptar el reto, un hombre al que no le es ajena la sede de la Federación, que ha trabajado en un gran club de fútbol y que destaca por su capacidad de gestión, seriedad, austeridad y, por supuesto, tiene las manos limpias. No asoma por prudencia, porque para saltar a torear en este ruedo de unas posibles elecciones hay que presentarse bien protegido o se llevaría una cornada de varias trayectorias. No tiene prisa, no llama a puertas ni presume ante el secretario de Estado, el apurado Lete, de que los presidentes de las Territoriales están de su parte. Y no puede presumir porque no ha hecho campaña, ni siquiera subterránea, mientras que Larrea y Rubiales están quemando su tarjeta telefónica buscando apoyos entre los miembros de la Asamblea.
El nombre del Caballo Blanco anda ya en bocas de varios sectores del fútbol, al menos del fútbol modesto, porque se ha filtrado que habría comunicado de manera oficial que estaría dispuesto a aceptar el reto de optar a la presidencia de la Federación, pues este rango y nivel de responsabilidad no le es ajeno. Hace tiempo que lleva el rumbo de una institución deportiva con muy buen tino, sacándola del barro con buena gobernanza. Para la Federación española sería hombre de paz, de renovación de cimientos, de saneamiento como un alicatado hasta el techo. No pertenece a grupúsculos, ni tiene antecedentes sospechosos por más que la atmósfera de la Ciudad Deportiva de Las Rozas le es familiar. Tan familiar que llegó a ser un técnico muy próximo a Ángel María Villar. Las ‘cosas extrañas’ que se sucedieron en la sede federativa y un nuevo reto en el horizonte le alejaron de aquel ambiente realmente viciado.
El ‘tercer hombre’ está muy bien visto por el CSD. Y se puede asegurar que el tanteo de intenciones fue muy positivo. La mala noticia para este Caballo Blanco es que el Estado Mayor del Fútbol se quiere repartir el pastel que deja Villar sin intromisiones ajenas. Presidentes de Territoriales, árbitros, futbolistas… forman un núcleo duro en el que cuesta entrar sin más aval que la brillante capacidad de gestión. Hace falta algo más. Se precisa ese manejo de las claves asamblearias que tiene en la mano el interino Larrea o la llegada directa al mundo de los futbolistas que domina Rubiales. Por más que al secretario de Estado le apetezca poner patas arriba la Española con un aire nuevo, con un gestor técnico profesional, su capacidad para influir en el desarrollo de los acontecimientos para relevar a Villar es más que limitada.
Toca esperar acontecimientos. Si el río de la crisis desemboca en convocatoria de elecciones, lo mismo el ‘tapado’ se arranca con una candidatura sorpresa. No es fácil que se meta en semejante embrollo, pero no será porque no reúne cualidades, por falta de experiencia o porque no tiene la bendición de las máximas autoridades. Si no va al envite será porque en Las Rozas sigue habiendo mucho barro.