Que una mujer pueda entrar en un recinto deportivo se entiende dentro de la más completa normalidad en la cultura occidental. Sin embargo, que eso suceda en un país como Arabia Saudí trasciende lo deportivo para convertirse en un acontecimiento social, político, religioso y cultural.

Arabia Saudí, una monarquía absoluta que se rige por la corriente fundamentalista del wahabismo, dentro de la rama suní del Islam, permitirá a partir de 2018 que las mujeres accedan a tres de sus estadios más importantes, de acuerdo con un comunicado emitido este domingo por la Autoridad General del Deporte saudí.

El King Fahd Stadium de Riad, el King Abdullah Sport City de Yeda y el Prince Mohammed Bin Fahd Stadium de Dammam, donde juegan algunos de los mejores equipos de fútbol de Arabia, iniciarán próximamente los preparativos para “acoger familias”, según dicho comunicado. Los arreglos que deberán sufrir esas zonas de los estadios para acoger a las mujeres todavía no han sido aclarados. Hay que recordar que hombres y mujeres permanecen habitualmente separados en aquellos lugares en los que les está permitido coincidir.

Este pequeño signo de apertura y de libertad para la mujer se suma al decreto aprobado el pasado septiembre y que desde esa fecha permite conducir a las mujeres, algo que hasta ahora tenían prohibido.

También en septiembre se produjo otro acontecimiento histórico, cuando por primera vez se permitió a las mujeres acceder al King Fahd Stadium para presenciar los actos conmemorativos del 87º Día Nacional de Arabia Saudí, una fiesta que se celebra anualmente. Se sentaron en zonas reservadas para las familias y aunque la medida fue bien recibida por la mayoría, también provocó la reacción en contra de los sectores más conservadores de la sociedad, que se aferran a las estrictas reglas de segregación de género que rigen en el país.

En el reino de Arabia funciona el sistema de tutela masculina y a las mujeres, que deben ir cubiertas en público con la abaya, no les está permitido casarse, divorciarse, viajar o trabajar sin la autorización de su tutor (padre, marido o varón que tenga su custodia).

El impulsor de estas reformas es el príncipe heredero Mohamed Bin Salman. En una conferencia celebrada la semana pasada, el príncipe aseguró que su reino acabaría con las “ideologías extremistas” y buscaría un “Islam más moderado”. “Queremos llevar vidas normales, vidas donde nuestra religión y nuestras tradiciones se traduzcan en tolerancia, para que coexistamos con el mundo y seamos parte de su desarrollo”, declaró.

El tiempo dirá si estás medidas son el paso previo a una apertura mayor o se quedan sólo en una anécdota en un país encerrado en su interpretación fundamentalista del Islam.

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