Se acabó la pesadilla, que no la incertidumbre. Fernando Alonso y McLaren anunciaron en Estados Unidos, dónde si no, que prolongan su compromiso al menos una temporada. Nada nuevo bajo el sol. Si Fernando permanecía en la Fórmula 1 tenía que ser en el equipo británico ante la falta de volantes. Los ocupados asientos de Mercedes, Ferrari y Red Bull no dejaban más opciones al español para estar en un equipo ganador, sobre todo después de lo que había presionado esta temporada para finiquitar la penosa relación de la estructura de Woking con Honda, el gran señalado en la macrooperación, auspiciada por la FOM con el beneplácito de la FIA, por la que Renault llega a McLaren y los japoneses se largan a Toro Rosso con el repique de Carlos Sainz a la estructura oficial francesa.
Los números cantan. En 2015, Jenson Button y el asturiano terminaron decimoquinto y decimosexto en el Mundial y McLaren acabó penúltima en constructores, sólo por delante de Manor. En 2016, Alonso terminó décimo y el británico decimosexto con la escudería en un sexto puesto que auspiciaba el definitivo ‘sorpasso’. Pero en 2017 la cruda realidad se ha impuesto de nuevo con Vandoorne decimoquinto, Alonso decimosexto y la escudería penúltima sólo por delante de la desahuciada Sauber.
El problema fueron las expectativas. El 11 de diciembre de 2014 una foto de los sonrientes Ron Dennis y Fernando Alonso anunciaba el compromiso del asturiano con McLaren, asociado a su vez con Honda en una estructura ganadora sin objeciones. En aquel momento, todos recordaron la antigua y exitosa asociación de McLaren con Honda, finales de los ochenta, con el inigualable Ayrton Senna como piloto estrella.
De lo que nadie se acordó fue de la última experiencia en la F1 de Honda, con equipo propio y hasta satélite (Super Aguri), ya en el siglo XXI. Aquello terminó como el rosario de la aurora, con Ross Brawn clamando en vano para que no destrozaran el equipo. Los japoneses, incapaces de lograr resultados, terminaron por vender simbólicamente el equipo a Brawn por una libra. Al año siguiente, el británico montó un motor Mercedes en su chasis y arrasó con Jenson Button, campeón del mundo, y el doble difusor.
Ahora Honda vuelve a alejarse del foco, más bien la empujan, después de tres años desastrosos. McLaren y Alonso comienzan desde cero tres años después. Más la escudería, que se ha llevado por delante una estructura clásica (adiós Ron Dennis) y una forma de trabajar, que el piloto, que, lejos de hundirse, finiquita el ciclo como el piloto más valorado del momento y el más mediático de la historia con sus tumbonas, su marca de ropa y sus experiencias ‘abroad’ la Fórmula 1.
Y llega Renault, que ha funcionado de forma estupenda como motorista de Red Bull, para que McLaren y Alonso empiecen desde cero. Ya no habrá excusas, con el evolucionado chasis de una McLaren oxigenada y con las manos mágicas de Alonso, renovado como lo que es, la máxima estrella de la Fórmula 1, para recuperar añorados podios y victoria de la mano de sus viejos amigos del rombo.