Llevo tiempo preguntándome si en el deporte de masas actuales sigue quedando algo de deporte, o es ya un mero espectáculo. Desde hace años tanto el fútbol como el baloncesto (especialmente la NBA), son ya un show más próximo al Cirque du Soleil que a ese deporte que conocíamos.
Todo está enfocado a conseguir jugadas bonitas. Esos famosos Top 5 con los que nos inundan los Telediarios o los vídeos en las redes. Los mejores mates, los tiros más lejanos, ese caño imposible en el fútbol, ese gol mágico… ¿A quién le importa el esfuerzo de acciones fundamentales en el juego?
Estamos preparando a futuros deportistas sólo para dos cosas: espectáculo y dinero, el show business. Dudo que sean los valores que rigen o, quizás me he quedado anticuado ya, que regían nuestro mundo. Todo ha de ser inmediato, ya, rápido. Emociones y satisfacciones rápidas. Hacer y construir un deportista no es fácil, es un mundo lleno de satisfacciones, pero también lleno de frustraciones a gestionar y hacer lo bien. También es un mundo en el que las tentaciones para triunfar rápido está latentes, aunque vaya en detrimento de la propia salud a medio plazo.
Señores, ¡salvemos el deporte de competición! Espectáculo, sí. Negocio, también, pero no todo vale. Los equipos y deportistas no son el Circo du Soleil y menos el Circo Romano, aunque muchos deportistas se sientan como estrellas de rock’n roll.
El deportista profesional ha de reconocer que a parte de ser famoso, rico (algunos), joven, fuerte, “inmortal” y anuncios con patas, tiene por sí un deber y una responsabilidad dada su posición mediática para con la sociedad. Especialmente con los mas jóvenes, que se miran en ellos como si fueran un espejo.
El deporte por sí, es bonito. Y en la alta competición se ven situaciones increíbles, lo que lo hace espectacular. Pero llevarlo sólo al terreno circense del “más difícil todavía”… La prensa, el público e incluso la propia organización deportiva buscan sus estrellas para vender el producto tanto mediáticamente como para vender el merchandising correspondiente.
Deporte profesional, genial. Si es para el público, sí. Si es un circo, no.
Totalmente de acuerdo, y muy bien explicado.
Muchas geacias Josefina.
Un saludo y gracias por comentar!